Esta comunicación se basa en una investigación etnográfica postdigital (cf. Coleman y Jandric, 2019; Pfeifer y Jovovic, 2023) centrada en la violencia digital por razón de género en España, con especial atención a los discursos de odio dirigidos a feministas en espacios digitales. A través de entrevistas en profundidad con activistas y una etnografía digital en plataformas como Twitter y en foros abiertos, se analiza cómo los espacios digitales se convierten en un campo de batalla simbólico donde se despliegan formas de violencia misógina, a menudo colectivas, sistemáticas y con altos niveles de impunidad. Esta violencia se manifiesta en un continuo que va desde insultos explícitos y amenazas hasta formas más sutiles de agresión, como el acoso sexualizado o la ridiculización persistente.
La investigación muestra cómo estas agresiones digitales tienen efectos encarnados y duraderos, afectando la salud emocional, la presencia pública y la participación política de las mujeres. Además, se destaca el carácter continuo de esta violencia, que se extiende más allá de los entornos digitales y se entrelaza con experiencias cotidianas en el mundo físico.
La propuesta cuestiona las dicotomías entre lo online y lo offline, y defiende una mirada etnográfica que entienda las tecnologías como estructuras sociales atravesadas por relaciones de poder, desigualdades de acceso y dinámicas interseccionales. Se presta especial atención a cómo factores como la racialización, la orientación sexual, la identidad de género o el nivel de exposición pública influyen en la intensidad y forma de la violencia sufrida. En este sentido, el trabajo contribuye a repensar los espacios digitales no solo como escenarios de violencia, sino también como lugares de resistencia, donde las feministas desarrollan estrategias de cuidado, apoyo mutuo y reapropiación tecnológica para hacer frente a la hostilidad digital y sostener sus luchas políticas.