Este estudio etnográfico, enmarcado en la antropología médica, analiza el papel de la mediación intercultural en la atención psiquiátrica a personas migrantes no hispanohablantes provenientes de África. A través de observación participante y entrevistas en profundidad realizadas en un hospital público de Madrid, se exploran las barreras lingüísticas y culturales que atraviesan las consultas de salud mental y se intenta sostener la necesidad de una atención culturalmente adaptada y de una competencia intercultural (Beneduce, 2008) o competencia estructural (Piñones-Rivera et al., 2024)para limitar las formas de violencia estructural (Farmer, 2004) y epistémica (Fricker, 2007) que se producen cuando hay una inequidad en la accesibilidad y en la negación del derecho a la salud para quien no acude de forma equitativa al sistema de salud.
La investigación pone el foco en cómo las experiencias migratorias y los sufrimientos sociales (Kleinman et al., 1997) – duelo migratorio, múltiples perdidas, precariedad, racismo sistémico, exclusión jurídico-políticas – son frecuentemente invisibilizados o patologizados por el sistema biomédico, impidiendo una comprensión integral de las narrativas de los pacientes. Se propone la mediación intercultural no solo como una herramienta comunicativa, sino también como una forma de resistencia que cuestiona las jerarquías de saberes en el espacio clínico y promueve una atención más compleja y culturalmente situada. Además, a través de la etnopsiquiatría critica (Beneduce, 2014; Giordano, 2014) se quiere adoptar un enfoque que tenga en cuenta las referencias culturales. Intentando de politizar la clínica y la psiquiatría.
Asimismo, se reflexiona sobre la ambivalencia del personal sanitario, que oscila entre ser víctima y agente de un sistema estructuralmente desigual, y se plantea la necesidad de enfoques interdisciplinarios (Ausburger & Gerlero, 2005) y de alianzas entre profesionales, mediadores y pacientes como motores de transformación desde dentro del sistema de salud.