A mediados del siglo XX, el antropólogo italiano Ernesto De Martino (1948) acuñó el concepto de crisi della presenza para indicar la pérdida de la capacidad del sujeto de mantenerse presente en el mundo. Esta crisis se manifestaba cuando el individuo, enfrentado a situaciones límite —como el sufrimiento, la enfermedad o el duelo—, se veía desbordado, corriendo el riesgo de “desaparecer” simbólicamente. Una forma de enfrentar estas crisis era el empleo de rituales y terapias populares que permitían a las clases subalternas irrumpir en la historia, expresando así su existencia.
La presente ponencia pretende reinterpretar la crisis de la presencia en el contexto contemporáneo mediante el análisis del estudio de caso de Sol, una mujer catalana de 43 años que, tras una profunda depresión y la absorción de psicofármacos durante muchos años, decidió abandonar los tratamientos biomédicos para adentrarse en el ambiente holístico (Heelas & Woodhead, 2008). Concretamente, comenzó a entrar en contacto con algunos de los ideales New Age, a recibir y practicar tratamientos alternativos como el Reiki, y a formar parte de una red de personas unidas por la creencia en una espiritualidad holística.
Tras esta experiencia, Sol no solo encontró alivio sintomático, sino que reconstruyó su identidad, resignificó su dolor y recuperó su capacidad de estar presente en el mundo.