Desde la década de los 50´s del siglo XX, Robert Wasson y Valentina Pavlovna se dieron cuenta de las actitudes que tienen los pueblos hacia las setas tenían la característica de ser contrastantes. Mientras que existen pueblos con especial interés hacia los hongos, que los incluyen en su dieta y en diversas prácticas, también existen pueblos que tienen aversión hacia estos organismos mostrando actitudes de menosprecio o incluso miedo. Ante esto, formularon los conceptos de micofilia y micofobia, y con ellos se han categorizado a diferentes pueblos de casi todos los continentes. Asimismo, otros autores han descrito casos donde las personas presentan actitudes más bien neutrales. En el parea cultural conocida como Mesoamérica, tradicionalmente se han caracterizado como pueblos micófilos a aquellos grupos indígenas de tierras altas habitantes de bosques de pinos y robles, por el contrario, se han señalado como micófobos a los grupos indígenas habitantes de tierras bajas que habitan en selvas tropicales. Sin embargo, las actitudes hacia los hongos al parecer no dependen de los pisos ecológicos o condiciones ambientales, sino a un entramado complejo de factores sociales, culturales, históricos, que condicionan esta relación. En el presente estudio se presentan datos etnográficos de la relación de grupos mayas de tierras altas y tierras bajas con los hongos, algunas reflexiones metodológicas para describir y evaluar este fenómeno, así como algunos patrones observados.