El Ayuntamiento de Barcelona ha tenido un papel activo en torno a la acogida e inclusión de las personas migrantes, incluyendo también a aquellas en situación administrativa irregular. Las políticas de acogida en Barcelona comenzaron en los años 80 con la creación del SAIER en 1989. Asimismo, el Plan de Acogida de 2007, apuesta por un modelo de normalización que busca la integración de las personas migrantes en la ciudad (con o sin papeles). Tres áreas clave: 1. el acceso a gestiones básicas como, el padrón y el asesoramiento jurídico para lograr la regularización; 2. el acceso a recursos básicos como pueden ser la salud, la educación, el empleo, los servicios sociales, la cultura, etc.; y, 3. conocimiento del entorno mediante el aprendizaje de la lengua, la participación social y cívica, etc.) (Sanahuja i Vélez, 2021).
En paralelo, la ciudad cuenta con políticas específicas para abordar la problemática del sinhogarismo, como por ejemplo el actual Marc estratègic per a l’abordatge del sensellarisme a Barcelona 2024-2027 (Sales Campos & Cortina Oriol, 2024). A pesar de ello, estas iniciativas conviven con un marco estatal, como la ley de extranjería, que perpetúa la irregularidad convirtiéndola en una forma estructural de exclusión (Ajuntament de Barcelona, 2017). Como consecuencia, los recursos municipales se encuentran saturados, con grandes listas de espera y además, el acceso a los mismos no garantiza una plena desinstitucionalización, en parte por el prolongado tiempo de los procesos de regularización. En 2024 de las personas atendidas en SAIER, el 60% estaban en situación administrativa irregular (Ajuntament de Barcelona, 2024).
En este sentido, se propone analizar la contradicción existente entre la legislación de extranjería, la cual conlleva a la irregularidad de las personas migrantes y como consecuencia, a su necesidad de recurrir a los servicios de atención al sinhogarismo que se encuentran desbordados.