El antiguo Hospital de la Savinosa es un complejo en ruinas situado en frente del mar que se empezó a construir en 1929 como un sanatorio antituberculoso. Sin embargo, nunca se usaría como tal, debido a la sublevación del 36 y el inicio de la dictadura. Durante los años de guerra sería usado como Hospital de Sangre para el bando republicano y una vez finalizada permanecería cerrado hasta el 42, año en el que volvería a abrirse, esta vez como preventorio antituberculoso infantil fascista que acogería a niños de barrios obreros principalmente de Madrid. Tras la transición, una vez cerrado y por diversos motivos, pasaría a manos de la diputación y esta abandonaría el edificio – pese a planificar sobre él diversos proyectos – hasta llegar al estado actual de deterioro en el que se encuentra. Se abandonaría no sólo la documentación que avisaba de los abusos cometidos en el centro durante el fascismo, sino también una fosa en la que se documentan por lo menos doscientos cuerpos aún sin reconocer o ubicar.
Desde su cierre, el Preventorio ha devenido objeto de cientos de relatos populares de aparecidos y rumores sobre espectros, visibilizándose en los medios en los últimos diez años. Es desde aquí donde parte la etnografía que tiene por objeto esta comunicación: una aproximación etnográfica a los fantasmas que habitan la Savinosa, no solo como el rastro, la metáfora o el eco de un pasado de represión, dolencia y muerte, sino como el testimonio de un conflicto vigente, que habita entre la extrañeza del olvido y la intimidad cotidiana del recuerdo y la vida presentes de aquellos que le sobrevivieron. El fantasma deshace, a través de sus tácticas y astucias (De Certeau, 1996) el silencio; conjura de forma dialéctica, recordándonos, a través de sobresaltos, nuestras condiciones presentes.