El contacto con elaboradores y elaboradoras de vino natural en la sierra de Gredos (Ávila-Madrid-Toledo) nos ha evidenciado formas de entender la relación del ser humano con los medio ambientes (Moore, 2015) en las que las personas viven su cotidianidad, regulando su posición antropocéntrica y dando un protagonismo a los animales y plantas, y/o vegetales, con los que interactúan a diario. De este modo, hemos podido constatar que hay futuros de coordinación interespecie (Tsing, 2015) que ya se dan en este presente, evidenciando que la naturaleza humana es multiespecie (Tsing, 2012). En esta comunicación, deseamos presentar la cotidianidad, pensamiento, discursos y prácticas de Marlene, viticultora, activista ecologista, experta en suelos y en agricultura regenerativa, como parte de un grupo de vitivinicultores vinculados por redes de economía moral (Thompson, 2010). La comunidad que conforma estas redes permite el sostenimiento de una vida agrícola regeneradora y promueve la recuperación de saberes ecológicos tradicionales para revertir la industrialización y extractivismo agrícola de Gredos. La viabilidad de estos cultivos se basa en un ensamblaje de especies vegetales y animales que se relacionan simbióticamente para producir y reproducir la vida en armonía, buscando resistir a las temperaturas extremas del terreno y la degradación del suelo, como consecuencia del uso intensivo y prolongado de insecticidas y pesticidas desde la llamada “Revolución verde”. La presentación de este modo de vida muestra el papel del vino natural como iniciativa o respuesta micropolítica en el marco de la crisis civilizatoria multiescalar y multidimensional del Capitaloceno (Haraway, 2015), evidenciando que el fin de estas prácticas no es la producción, ni la productividad, sino la regeneración de los ecosistemas locales al margen de las lógicas capitalistas, y por medio de saberes agroecológicos situados.