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Informació del simposi
SIMPOSI IDCS26-08
Títol del simposi04. Coproducción de conocimiento: posibilidades, tensiones y desafíos para la antropología
Resum

La antropología carga con un legado colonial que las prácticas contemporáneas buscan redimir (Ingold 2020). Las formas en que realizamos trabajo de campo, enfocamos las etnografías y situamos la observación participante no son neutrales, sino que responden a un legado disciplinar y se enmarcan dentro de una matriz de relaciones jerárquicas y jerarquizantes que deben ser interrogadas críticamente.
Este simposio se plantea como un espacio de reflexión sobre los desafíos epistemológicos y metodológicos de la disciplina, a partir de tres preguntas fundamentales:
● ¿Cómo incorporamos los marcos de conocimiento de las comunidades con las que trabajamos en nuestras preguntas, metodologías y forma de abordar la investigación?
● ¿De qué manera, desde Europa, incorporamos la producción académica de los territorios donde se ubican estas comunidades?
● ¿Qué metodologías o herramientas de investigación para producir conocimiento y de exposición de resultados podemos usar e incorporar para compartir conocimientos desde el aprendizaje mutuo?
A través de estas cuestiones, buscamos problematizar la producción de conocimiento antropológico y sus formas de circulación, evitando prácticas extractivistas y reconociendo la agencia epistémica de las comunidades. Nos interesa generar un diálogo sobre la coproducción del saber y las estrategias para la devolución de los resultados de investigación, promoviendo metodologías accesibles, horizontales y comprometidas.
Convocamos a estudiantes, antropólogas/os e investigadores sociales que trabajen con metodologías etnográficas a compartir sus experiencias y aprendizajes, contribuyendo a la construcción de un conocimiento situado, corresponsable y dialógico.

Proposta de Simposi

La antropología carga con un legado colonial que las prácticas contemporáneas buscan redimir (Ingold 2020). Nuestras formas de hacer trabajo de campo, de enfocar las etnografías y de situar la observación participante no son neutrales, sino que responden a un legado disciplinar y se enmarcan dentro de una matriz de relaciones jerárquicas y jerarquizantes que deben ser interrogadas críticamente.

Para Tim Ingold (2020), tomar en serio a los demás implica reconocer que “estudiamos con las personas en lugar de hacer estudios sobre ellas” (18). Siguiendo esta perspectiva, nos preguntamos: ¿Cómo incorporamos los marcos de conocimiento de las comunidades con las que trabajamos en nuestras preguntas, metodologías y  forma de abordar la investigación? Si bien esta cuestión es una constante en nuestra labor, la pregunta que nos urge es cómo estamos integrándola a nuestras prácticas, para evitar que estas sean extractivistas.

Recogiendo las palabras de Diana Taylor (2020) “Si, como argumento, la producción de conocimiento es una práctica relacional que incluye acción ¿cómo entonces ejercitamos estos actos de conocimiento?” (63). La posicionalidad de las y los antropólogos es, en sí misma, una performance en la que debemos reconocer las jerarquías y procesos que nuestra sola presencia genera (Taylor 2017). La presencia de las y los investigadores nunca es inocua: genera expectativas, produce cambios en las dinámicas de la comunidad y, en muchos casos, refuerza jerarquías implícitas entre quien investiga y quien es investigado. De este modo, podemos preguntarnos tanto por las formas en que nuestra presencia performa y transforma el campo, como por los efectos que producimos, y asumir una postura ética frente a ellos. Así, nos estaremos preguntando también qué implica ser copartícipes, coproductores, coautores o mediadores del conocimiento en lugar de solo observadores.

En esta línea, Ana María Machado (2025) se pregunta cómo actuar sin adoptar una actitud colonialista y extractivista, y propone tres ejes para regirse por la ética y compromiso, que implica situar el “pacto etnográfico”: hacer justicia a la imaginación conceptual con la que se trabaja; trabajar con conceptos de las propias comunidades; y adoptar una actitud rigurosa y una lectura crítica de la sociedad con la que se trabaja. Para Machado, esto implica el compromiso de transmitir el conocimiento y los intereses de las personas con quienes trabajamos, así como asumir una posición en campo con coraje, curiosidad e imaginación.

Entendemos el “pacto etnográfico” como un principio que trasciende la antropología, para extenderse tanto a las ciencias sociales y humanas como a las ciencias ambientales. El concepto se refiere al compromiso ético y metodológico que se establece entre las y los antropólogos y las comunidades con que trabajamos. Consideramos que este debe estar fundamentado en el respeto, la colaboración y la reciprocidad, es por ello que también nos preguntamos ¿Qué implica el pacto etnográfico para las partes involucradas y sus contextos? (antropólogas/os, interlocutoras/es y comunidad).

Del mismo modo, nos interesa interrogar cómo incorporamos los marcos de conocimiento de otras academias y territorios, especialmente cuando estos coinciden con los espacios habitados por las comunidades con las que trabajamos. A partir de esto, nos preguntamos: ¿De qué manera, desde Europa, incorporamos la producción académica de los territorios donde se ubican las comunidades con que trabajamos? Si consideramos fundamental generar un diálogo efectivo entre las distintas comunidades académicas, entonces este es también un ámbito que merece ser problematizado. A su vez, nos preguntamos cómo incorporamos la producción intelectual de las personas con quienes trabajamos, que en muchos casos no entran en el campo de producción académica.

A partir de la propuesta de Aníbal Quijano sobre la colonialidad del poder y del ser, Nelson Maldonado-Torres (2017) desarrolla la idea de colonialidad del saber, que se refiere a la manera en que el conocimiento ha sido históricamente producido, jerarquizado y controlado desde una perspectiva eurocéntrica, marginando o subalternizando otros modos de conocer y de entender el mundo. Como él mismo indica: “la colonialidad del saber tiene que ver con el rol de la epistemología y las tareas generales de la producción del conocimiento en la reproducción de regímenes de pensamiento coloniales” (Maldonado-Torres 2017, 130). Sin embargo, en esta misma línea, Ramón Grosfoguel (2013) señala que muchas teorías críticas, incluso dentro del pensamiento decolonial latinoamericano, han seguido reproduciendo un eurocentrismo que invisibiliza o subordina el pensamiento producido por sujetos colonizados. Como ejemplo, menciona que Quijano, a pesar de su contribución, rara vez cita a pensadores indígenas o afrodescendientes, lo que reproduce una jerarquía epistémica colonial.

Desde otra perspectiva, Silvia Rivera Cusicanqui (2018) advierte sobre la apropiación superficial de saberes indígenas en la academia, pues considera que muchas veces se celebra la diversidad sin cuestionar las estructuras coloniales que siguen operando en la producción del conocimiento. Para Rivera Cusicanqui, el conocimiento no debe limitarse a un ejercicio teórico, sino que debe vincularse con prácticas concretas y con una ética de compromiso. Para ella, investigar implica no solo curiosear y averiguar, sino también hablar con otros y generar procesos de aprendizaje mutuo.

Esto nos lleva a una tercera línea de reflexión: ¿Qué metodologías o herramientas de investigación para producir conocimiento y de exposición de resultados podemos usar e incorporar para compartir conocimientos desde el aprendizaje mutuo? Esta pregunta busca operacionalizar una perspectiva dialógica y no extractivista en la producción de conocimiento. Si entendemos que el aprendizaje en campo no es unidireccional, sino un intercambio recíproco de saberes es fundamental desarrollar metodologías que posibiliten la coproducción de conocimiento, en lugar de limitarse a su recopilación y difusión en espacios académicos. Esto nos lleva también a cuestiones como ¿qué preguntas nos estamos haciendo?, ¿qué investigamos? lo que nos interesa a nosotros desde la academia/desde Europa, o lo que les interesa a las personas con quienes trabajamos.

El aprendizaje mutuo no ocurre únicamente en la etapa del trabajo de campo, sino también en la forma en que compartimos y devolvemos los resultados de nuestras investigaciones. Esto nos lleva a cuestionarnos cómo diseñar metodologías de exposición y devolución del conocimiento que no se restrinjan a la publicación de artículos en revistas científicas, sino que incorporen formatos accesibles y dialogantes, evitando la reproducción de asimetrías epistémicas. Asimismo, nos preguntamos de qué manera podemos hacer para que estas metodologías garanticen el acceso de las comunidades sobre la forma en que sus saberes son representados y utilizados, promoviendo una relación de respeto y corresponsabilidad en la producción del conocimiento.

Convocamos a estudiantes, antropólogas/os e investigadores sociales que trabajen con metodologías etnográficas a compartir sus experiencias y aprendizajes, contribuyendo a la construcción de un conocimiento situado, corresponsable y dialógico.

Bibliografia

Grosfoguel, Ramón. 2013. “Hay que tomarse en serio el pensamiento crítico de los colonizados en toda su complejidad”. Entrevista por Luis Martínez Andrade, en Metapolítica Año 17, núm. 83, octubre - diciembre de 2013, 38-47.

Ingold, Tim. 2020. Antropología ¿por qué importa? Alianza editorial.

Machado, Ana María. 2025. “Davi Kopenawa y Ana Maria Machado. El impacto del encuentro y el pacto etnográfico”. En Inter-Saberes. Diálogos con pueblos indígenas. (12 de marzo), Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. https://www.cccb.org/es/multimedia/videos/davi-kopenawa-y-ana-maria-machado/247452

Maldonado-Torres, Nelson. 2017. “Sobre la colonialidad del ser. Aportes al desarrollo de un concepto.” En Antología del pensamiento crítico puertorriqueño contemporáneo, 565-610. 2018. https://www.jstor.org/stable/j.ctvnp0jr5.23

Rivera Cusicanqui, Silvia. 2018. Un mundo ch’ixi es posible. Ensayos desde un presente en crisis. Buenos Aires: Tinta Limón.

Taylor, Diana. 2017. El archivo y el repertorio. El cuerpo y la memoria cultural en las Américas. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.

______ . 2020. ¡Presente! La política de la presencia (Ana Stevenson, trad.). Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.

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